Desde su elección en julio de 2018 y su llegada al poder gradual hasta enero de 2019, el nuevo gobierno dirigido por el partido de Andrés Manuel López Obrador, MORENA, había proclamado la realización de programas dirigidos hacia la juventud trabajadora de México, usando todo el registro y los elementos de lenguaje del discurso progresista tal como lo conocemos en la región (ejemplos de gobiernos progresistas en Venezuela, Bolivia, Brasil, Ecuador, Argentina) latinoamericana. Pero tras la fachada del discurso oficial que no soporta la más mínima crítica, la realidad de los hechos es aterradora.
El programa “Jóvenes construyendo el futuro” consiste supuestamente en becas de 3600 pesos mensuales para jóvenes desempleados y que tampoco estudian a cambio de trabajar en una empresa asociada al programa. Si leyeron bien, 3600 pesos mensuales, y como si no fuera bastante pagados por el Estado (es decir con los impuestos de los trabajadores), las empresas no pagan nada ni tienen ninguna obligación de contratación posteriormente.
Entonces, ¿oportunidad de empleo y crecimiento para la juventud desempleada o mano de obra gratis para las empresas?
La respuesta parece ser sencilla. A pesar de todo el maquillaje de “izquierda” que le quiera poner el gobierno morenista, estamos asistiendo a la precarización forzada de cientos de miles de jóvenes que se encuentran explotados en empresas o áreas que no tienen ni siquiera que ver con su formación técnica o universitaria. Además, al final del plazo de los 12 meses no los contratarán de tal forma que para no perder el miserable sueldo que se les da tendrán que volver a solicitar el programa o inscribirse en otro de los múltiples programas de becas “AMLO” (a nombre del presidente Obrador).
Pero ahí no termina el problema. Muchos de los que han seguido a López Obrador durante su campaña, quienes han votado por él, o los que se afiliaron a su partido lo hicieron por su consigna de lucha contra la corrupción, considerado como uno de los mayores problemas del país y endémica de las administraciones del PRI-PAN. Pues cual no fue su sorpresa cuando en propias palabras de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, Luisa Alcalde, y de los responsables del programa, a finales del año 2019, reconocieron que casi la mitad del presupuesto del programa para los primeros seis meses no había sido entregado a los “becarios”. Posteriormente, muchos otros jóvenes fueron despedidos por los recortes operados por la Secretaria de Hacienda en represión por no haberse gastado todo el presupuesto.
Protestas contra el engaño
A pesar de la decreto-manía del gobierno morenista, que alcanzó su máximo con la proclama de Obrador del “fin del neoliberalismo” en marzo de 2019, la realidad es que el nuevo gobierno de “izquierda” dio una continuidad directa a las políticas de corte neoliberal, maquilladas con denominaciones progresistas, al servicio del capitalismo tanto mexicano como de las multinacionales extranjeras que se encuentren en el país.
Otro ejemplo clave es el del programa “Juntos por la paz” que pretende atender con mayor fuerza a los casos de adicciones a las drogas y disminuir la violencia tremenda que conoce el país, principalmente entre los jóvenes. Otra vez se aplican viejos métodos ya probados por las administraciones anteriores, pero con una fachada nueva. Como bien se sabe mismos métodos mismos resultados. Otra vez se genera un presupuesto enorme en becas, brigadas de servidores públicos y programas de atención a personas. El año 2019 registró un aumento enorme de la violencia en todo el país. Es normal que no se modifique el índice de violencia mientras no se está atendiendo a las verdaderas causas que lo provocan: la articulación de los negocios vinculados al crimen organizados, los megaproyectos y las instituciones de represión del estado burgués.
Frente a esta problemática el nuevo gobierno de Obrador, a pesar de haber dicho lo contrario en su campaña, decidió promover la creación de un nuevo cuerpo militar conocido como Guardia Nacional con el apoyo de la totalidad de los demás partidos políticos (incluyendo el PRI-PAN) dando continuidad a la militarización del país iniciada por Felipe Calderón entre 2006 y 2012. Formado en parte con los viejos elementos de la policía federal y con un reclutamiento masivo de jóvenes de los sectores más desclasados por medio de una super campaña publicitaria, esta fuerza militar inaugura un verdadero programa de “Juntos por la guerra”. En oposición total al objetivo de “Juntos por la paz” que buscaba alejar la juventud de las fuentes de la violencia esta Guardia Nacional los moviliza masivamente con fines belicos.
Lo realmente interesante es observar el despliegue de la GN en el país, la mayoría de los elementos que se encuentran desplegados en las 150 coordinaciones regionales se ubican en el sur del país (más de 50.000) y no en los estados donde más violencia existe por las actividades del narco como Sinaloa (apenas 120 elementos), Jalisco, o Michoacán.
¿Qué hay exactamente en el sur?
Principalmente se encuentran las mayores organizaciones populares de los pueblos indígenas como el EZLN o la Policías Comunitarias, autónomos del estado mexicano. También se encuentran varios megaproyectos como el famoso Tren Maya impulsado por el gobierno y que es foco de una oposición fuerte por parte de los indígenas a pesar de la seudo consulta realizada por Obrador hace unos meses. ¿Coincidencia?
Pero el papel de este cuerpo militar no se limita solamente a cuestiones de política interna. Bajo las presiones del Hermano Mayor del Norte, la Guardia Nacional se convirtió en un muro de bastones contra los migrantes centroamericanos, en la parte sur del país, haciendo realidad la provocación de Trump de que México iba a pagar su muro. Resulto ser de un modo distinto al previsto. Pues es muy fácil entender que a la burguesía mexicana le convenga más estrechar la cooperación regional con Estados Unidos para evitar represalias comerciales. Al final AMLO se ha apresurado para cumplir con las exigencias de sus patrones, aunque esto significa ir en sentido totalmente contrario a sus promesas de campaña.
Elementos de la Guardia Nacional reprimiendo a migrantes hondureños a finales de 2019.
Cabe señalar también que el ahora comandante de la Guardia Nacional Luis Ramírez Bucio, es egresado de la Escuela de las Américas (ahora Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad), ubicada en Fort Benning, en el estado de Georgia, Estados Unidos.
En esa escuela han sido entrenados decenas de miles de soldados de todos los países latinoamericanos en tácticas de contrainsurgencia, tortura de disidentes, espionaje e inteligencia. Sus egresados han participado en todas las operaciones contrainsurgentes que se han realizado en América Latina durante las últimas ocho décadas, es decir al servicio del imperialismo yankee.
Todos estos elementos apuntalan a que a la burguesía mexicana le interesa estrechar los lazos militares con Estados Unidos para futuros conflictos (ejercicios conjuntos con el ejercito yankee, cerca de Venezuela) y AMLO se arrastra tras ella dando continuidad a las políticas de las administraciones anteriores.
La clase obrera mexicana y los pueblos de Latinoamérica deben sacar las conclusiones de estos acontecimientos. No se puede seguir prestando el beneficio de la duda a un gobierno que ha dejado claro el camino que ha escogido que es el de la sumisión más absoluta a los intereses del capitalismo, de la burguesía mexicana, pero con la falacia de pretender estar realizando reformas progresistas en favor de los derechos de los trabajadores, los pueblos indígenas y las mujeres. Estos dos últimos sectores ya han manifestado una creciente oposición al nuevo gobierno.
Tampoco se puede ignorar el hecho de que, cuando se vaya a terminar el sexenio del gobierno actual, se pueda desencadenar un movimiento de ultra reacción basado en las decepciones de la “izquierda” gobernante tal como se ha visto en Brasil o Bolivia.
Frente a esta situación queda el camino de la organización popular y la lucha independiente de la política servil a los intereses de los capitalistas (que se diga de izquierda o derecha).