Cine, crítica y protesta social. El Guasón y Parásitos

Abr 4, 2020 | Política

En toda producción artística humana se expresan los elementos particulares del creador, pero también los aspectos de la sociedad en que vive.

Independientemente de la clase social a la que pertenece, los rasgos más generales de la sociedad dividida en clase, las creaciones burguesas pueden aparecer expresiones propias de las clases sometidas, y en las expresiones de los sometidos hay aspectos de la ideología de los explotadores. Por obra de la dialéctica, las ideas, la cultura y las sociedades que implica un progreso histórico, surge de las entrañas de la sociedad vieja, la cultura padece el mismo proceso.

No obstante, la interrelación entre los aspectos ideológicos de la clase dominante y caduca, y las clases ascendentes, conforme madura la clase ascendente en su conformación, maduran los rasgos esenciales de su propia ideología que, recuperando la producción científica, social y cultural previa, conforma un pensamiento más desarrollado. Así pues, el surgimiento del marxismo como ideología propia de la clase obrera, expresión más avanzada del mundo actual, guarda profundas diferencias con la ideología burguesa. Esto llevado al terreno de la producción artística llevó a la conformación del realismo socialista, no sin desviaciones de izquierda como el prolekut.

Pero en esta ocasión abordaremos un ejemplo de cómo en las producciones artísticas dentro del capitalismo, hechas con una ideología burguesa, no dejan de retratar aspectos de la lucha de clases, claro, deformando el reflejo que tienen de éstos al pasarlos por el tamiz ideológico. De hecho, el que producciones que tocan el tema de las contradicciones sociales estuvieran presentes en los oscares, pensemos en El Guasón y Parásitos, es muestra de que el malestar social es un tema cotidiano. No es que no hubiera otras producciones que señalan las problemáticas sociales, pero lo relevante es que producciones vinculadas a las grandes empresas del circuito del cine comercial decidieran exponer los conflictos sociales.

Los elementos en que se basa su crítica social no son científicos, por esto la salida que proponen a la situación de malestar social no es el cambio de raíz o revolucionario. Pero no se puede pasar por alto, que poner en las pantallas del cine los conflictos sociales derivados de la sociedad dividida en clases (independientemente de las deficiencias con que los presentan), es en doble sentido una confesión: por una parte, se reconoce que los niveles de pobreza (expuestos en Parásitos) y los recortes sociales que derivan en protestas callejeras (expresadas en El Guasón), constituyen la actualmente cotidianeidad en los países capitalistas.

Pensemos que en 2019 se dieron grandes protestas en Francia donde los trabajadores se opusieron a que se extendiera la edad de jubilación y defendieron sus conquistas laborales; también se tuvo la explosión social en América Latina, contando Ecuador, Chile pasando por la rebelión contra el golpe de Estado que se dio en Bolivia, entre otras protestas masiva.

Ni El Guasón ni Parásitos retratan el origen de los conflictos sociales que se encuentra en la contradicción entre la producción social de la riqueza y la apropiación privada por parte de los monopolios. El Guasón presenta un escenario en que el odio de clase encarna en un movimiento espontáneo más próximo a expresiones anarquistas, en el que no hay un programa de lucha, en que no hay una organización que oriente políticamente, sino solo una idea abstracta que guía y se concreta en el rostro de un payaso. Pero debemos tener cuidado con el doble filo de la trama, pues el estallido social ha sido elucubrado por una mente enferma, por lo que se puede interpretar que el conjunto de u enfermo mental y una sociedad que le da la espalda (con medidas de recorte al sector salud) es la rebelión. Pensemos la cuestión de forma inversa, la rebelión es producto de mentes enfermas que ante situaciones de mayor opresión estallan.

Este mismo tema puede llevarnos a la reflexión sobre la relación entre enfermedad mental y entorno social, ante lo que se puede reconocer que parte de las enfermedades mentales son desatadas por las condiciones de vida a que se somete a los trabajadores, la pauperización, la sobre explotación, la falta de empleo y acceso a servicios básicos (salud, vivienda, educación, entre otros). El bienestar social es importante para la salud mental de la sociedad, es verdad, pero esta afirmación no debe llevarnos a posiciones idealistas que niegan elementos objetivos biológicos para los problemas psicológicos o psiquiátricos y que afirman que también la locura es una construcción social, tal es el caso de la anti psiquiatría y la ley Basaglia en Italia.

Regresando al tema central, la película El Guasón retrata que parte de la sociedad está en la pauperidad y la tendencia a la insumisión está presente como un fantasma al que temen los explotadores. Pero la insumisión demostrada en la cinta, además de ser espontánea y no indicar que es posible un camino para una verdadera transformación, puede ser interpretada como un mero deseo de los oprimidos, deseo incumplible pues la escena final puede interpretarse como que el estallido social fue más bien imaginario y no pasó de ser una aspiración, o que pese a la protesta la imposibilidad de cambio se impuso y la persona que encarnó el símbolo ha terminado sometido.

En el caso de Parásitos lo que se presenta es una caricatura de la contradicción de clase, pues los “ricos” retratados en la película no son los verdaderos amos del capital. Tampoco expone el centro de la contradicción de esta sociedad, que son las relaciones de producción capitalistas entre trabajadores y monopolios. Pese a que el director advierte que es peligroso interpretar que los parásitos son la familia de cuatro (los dos hijos, el chofer y la trabajadora doméstica), la realidad es que su película lleva a afirmar esto, la cinta da a entender que en el hacerse pasar por lo que no son están viviendo como parásitos de una familia “rica”. Aunque también se puede pensar, como ha declarado el director, que la familia rica es un parasito al necesitar servidores domésticos, la realidad es que esto reafirma que esta es una caricatura de la sociedad actual dividida en clases, pues los verdaderos parásitos de ésta sociedad no están retratados, no aparecen los grandes empresarios dueños de los monopolios.

La película también muestra la situación de confrontación entre trabajadores, pues la familia que ha llegado a trabajar para los “ricos” ha desplazado a una ama de llaves que al mismo tiempo tenía a su esposo viviendo en el sótano. Aquí empieza la disputa por seguir viviendo de trabajo que ofrece la casa de los ricos. En este mostrar la barbarie a la que pueden llegar los trabajadores, la violencia es retratada como ejercida por los pobres entre pobres, y de esta forma nuevamente deja de lado la violencia que el capitalismo ejerce sobre todos los trabajadores, la explotación, origen de toda violencia. En todo caso la violencia de la familia rica sobre la pobre es demostrada por medio de la forma despectiva a que se refieren al “olor a pobre”, pero fuera de eso en realidad hacen ver que la familia rica da buenas condiciones a sus trabajadores, con lo que nuevamente se oculta la contradicción de la explotación y se exaltan aspectos secundarios.

Pese a las insuficiencias del retrato de la sociedad, la película ha buscado tratar la situación de vida a que están sometidos parte de los trabajadores, el barrio pobre que retrata puede ser encontrado en cualquier otro continente, por lo que se puede llevar a considerar que la película muestra, algunos piensan que como crítica social, una parte de la miseria existente en todo el mundo. El hecho de que la película llegara a ser difundida y generara polémica muestra que el tema está presente en la mente de muchos.

Sin embargo, la película deja dos salidas a la miseria, una es el esforzarse para poder alcanzar a ser ricos, (esto se retrata en la carta que el hijo escribe en la que expone sus aspiraciones), con lo que la crítica social pasa a fortalecer la ideología capitalista y hacer ver la pobreza como un problema individual y no social. La otra salida es la de la imposibilidad de transformar la existencia de la miseria, pues la pobreza no tiene resolución en la película. Esto lleva a que su alcance critico sea limitado

La lucha de clases se hace presente

Tanto El guasón como Parásitos, pese a las limitaciones que pueden tener como crítica social, son muestra de que la sociedad está pasando por problemas graves a nivel mundial, tanto así que las producciones cinematográficas no pueden dejar de retratar la situación de pobreza e insumisión de la clase trabajadora. Por tanto, la lucha de clases se hace presente en el cine comercial, el odio de clase y la lucha espontanea les preocupa a los monopolios. Pero aún hay algo que les preocupa más, la insumisión bien organizada, el fantasma del comunismo, al que no se han atrevido a retratar, sino de intentar matarlo nuevamente (muestra de que no ha muerto) disputando el año de la revolución socialista de octubre: 1917, haciendo una película cuyo título es 1917 pero que no hace referencia a la revolución.

Pero dejemos que el cine siga hablando, que los explotadores se sigan confesando, y mientras recordemos que la lucha de clases avanza y que “los muertos que vos matáis, gozan de cabal salud”.

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