Lupita y Omar son compañeros de trabajo y son padres de familia que día a día buscan llevar un sustento a casa. Ahora con la pandemia del coronavirus enfrentan dificultades económicas y logísticas para que sus hijos accedan a las clases virtuales.
“Yo me gasto casi siempre 50 pesos de internet para que mi hijo tome clases y pueda hacer algunas tareas”, dice Lupita.
Lupita es madre soltera con tres hijos y comenta que ella va a un café internet para poder realizar o enviar las actividades que le dejan a uno de sus hijos, sólo que esto lo realizan por la tarde, cuando ella sale de trabajar. Pues no hay alguien en casa que le pueda apoyar con esa responsabilidad.
“Yo camino con mi hijo diez cuadras para visitar a un amigo para presenciar clase por internet”, comenta Omar.
Omar comenta que la profesora dijo a los alumnos que deben hacer presencial su clase para que cuente para su evaluación, el problema es que ellos no cuentan con computadora e internet para poder hacer dicha clase presencial, los negocios de internet son lejanos y además los más cercanos que conocen están cerrados. Además de esto agrega que la profesora dividirá por la mitad la calificación evaluada en el periodo, pues cada alumno debe tomar la clase desde un espacio separado.
La estrategia de Educación a Distancia, implementado por gobierno de la 4T, sólo busca cumplir ciertos lineamientos ante las instituciones de educación, pero no están interesadas en proveer una educación de calidad, además de que no toman en cuenta las condiciones socioeconómicas de los alumnos y sus familias.
Omar ha buscado la forma posible de poder contar con el servicio de internet, para que mínimamente desde su teléfono su hijo pueda cumplir con los trabajos para su evaluación, pero el contratar internet le dejaría sin comer, pues el salario que percibe no es suficiente para sostener las necesidades básicas en la familia. Su esposa es trabajadora autónoma y evidentemente por la pandemia no tiene trabajo activo.
Lupita no puede dejar de trabajar pues ello implicaría no poder pagar el sustento diario, como la alimentación y los servicios básicos, que a pesar de la contingencia no se han dejado de cobrar. Lupita vive preocupada porque su hijo repita año, quiere que su hijo aprenda y pueda avanzar, Lupita busca que sus hijos al superarse tengan mejores oportunidades para su futuro.
Como estos casos existen mucho otros, con algunas variantes, algunos trabajan con materiales impresos o de papelerías, en otros casos profesores recorren comunidades para poder distribuir trabajos a alumnos. Pero existe un gran caso de escuelas donde ni siquiera hay luz eléctrica mucho menos internet.