Los viejos maestros de marxismo. Reflexiones en torno a una fotografía

Nov 5, 2024 | Política

Un viejo que fuera comunista
Se sienta a fumar la tarde entera
Mientras buena lluvia cae afuera
Con voz desnuda, el viejo piensa

Manuel García

En octubre pasado se dieron a conocer los resultados del IX Concurso Internacional de Fotografía de León. Entre las fotografías finalistas que recibieron un reconocimiento se encuentra el retrato titulado “payasito”, autoría de Manuel Armenta, que fue seleccionada entre más de 3 mil obras para ser exhibida en el Museo de la Ciudad de León.[1]

Ahora que vuelvo a ver esta fotografía pienso que, a diferencia de otros fotógrafos que al retratar a la gente toman de ella su imagen sin dar nada, en cambio, Manuel se detiene a platicar con la gente que está por retratar, y luego de haber creado un vínculo de mutua empatía pide que le permitan tomar una foto.

La serie de rostros a la que pertenece esta fotografía está dedicada a personas en situación de calle y trabajadores precarizados, esos que cuyo número ha crecido en las últimas décadas pese a las declaraciones del gobierno de MORENA de estar disminuyendo la pobreza.

Recuerdo la primera vez que vi la fotografía, mientras Manuel prendía la cámara digital para mostrarme la imagen me decía con cierta emoción que el hombre de la fotografía le contó que había militado en el Partido Comunista Mexicano y que ahora tocaba una armónica y pedía dinero sobre la Av. Francisco I. Madero cerca del Museo del estanquillo. Antes de que pudiera mostrarme la fotografía supe de quien hablaba, pues en varias ocasiones lo había visto en las actividades del Partido Comunista de México.

El hombre de la fotografía tiene casi ochenta años, y pese a su edad, a diario monta un espectáculo usando solamente su boina, dos pompones rojos, unos tirantes y una nariz de payaso, con esto basta para crearse una personalidad efímera que es agradable al transeúnte. El aspecto logrado es agradable al transeúnte que pasa por Av. Madero sin detenerse realmente a verlo, pues ¿a quien le importan los otros humanos en Av. Madero donde lo importante son las mercancías colocadas en los aparadores? Por Madero se anda como anda la existencia humana bajo el capitalismo, de forma vertiginosa, sin tiempo ni ganas para poner atención en los demás hombres y mujeres que existen simultáneamente, muchos de ellos también más interesados por las mercancías que por los de su especie. 

Es poco probable que quien se atreva a interrumpir el flujo de los transeúntes para darle un momento de atención al hombre de la fotografía, acertara en adivinar sobre su pasado, yo que he tenido la fortuna de platicar con él, se algo de su pasado, y ahora cada que paso por ahí en mi mente suena la estrofa de la canción de Manuel García:

“Un viejo que fuera comunista
Se sienta a fumar la tarde entera
Mientras buena lluvia cae afuera
Con voz desnuda, el viejo piensa”

Debo confesar que yo también he sido sometido a la lógica del capital, y las veces que pasé sobre Av. Madero tampoco vi a aquel hombre, el error es mío, el existe ahí pese a que yo lo sepa o no lo sepa. Así que la primera vez que lo vi fue en una actividad del Partido Comunista de México frente a la embajada de Cuba en México, eran los días de julio del 2021 y los reaccionarios estaban envalentonados, así que se había organizado una actividad político-cultural para disuadir que los contrarrevolucionarios aparecieran para proferir calumnias contra la revolución y el Comandante Fidel Castro. Ahí apareció aquel hombre, con los tirantes y la boina, pero no con la nariz roja de payaso. Cuando el acto estaba por terminar me acerqué a él, pues como dice Neruda en su poema “Oda al hombre sencillo”, la obligación de los comunistas es conocer a la clase obrera a la que pertenecen:

“tengo una obligación terrible

y es saberlo,

saberlo todo.

[…]

ése es mi oficio,

conocer una vida

no es bastante

ni conocer todas las vidas

es necesario”

Me acerqué a platicar con él, la agradecí su participación y le pregunté si pertenecía a alguna organización política de las que habían asistido, él me dijo que no, pero que hace medio siglo había militado en el PCM. Intenté sacar cuentas sobre su edad, pero la duda fue grande y sin importar si podía parecer una impertinencia, le pregunté su edad, así supe estaba por cumplir los 80 años, y en ese momento mi admiración creció, pues su presencia ahí era un claro ejemplo de que el internacionalismo proletario y la fraternidad entre los pueblos es una fuerza que anida en la conciencia y de quien se atreve a ver a los trabajadores de todo el mundo como sus hermanos y eso es algo difícil de olvidar.

La Revolución Cubana como el David que sigue de pie frente a Goliat, a diario requiere de expresiones de solidaridad, pero en ese momento la solidaridad requerida también era en presencia, para demostrar que el pueblo de México respaldaba a la revolución y si fuera necesario tendría que entrar en combate contra los reaccionarios que habían intentado montar una falsa rebelión aprovechando los estragos del bloqueo económico y las complicaciones adyacentes por la pandemia de Covid.

Me admiró la acción de aquel hombre que cambió un día de trabajo por un acto de solidaridad. De inmediato pensé que ese tipo de hombres tenía corazón para convertirse en uno de esos hombres que Bertolt Brecht llama los imprescindibles. No dudé y lo invité a participar en otras actividades del PCM, pues sin duda un Partido Comunista debe llenarse de la mejor gente. Le pedí un teléfono para que pudiera contactarlo y… ¿por qué no? También para reunirnos y conocer con más calma la historia de su vida. Entonces me dijo que no tenía celular, que a esa actividad había asistido porque un amigo le había comentado la situación y decidió acudir al llamado de solidaridad de la Revolución Cubana. Entonces le pedí que me dijera donde podía encontrarlo, así me dijo que por las tardes sobre Av. Madero podría encontrarlo.

Sin pensarlo dos veces, acudí a la siguiente semana, ahí lo vi. La historia de su vida aún está por narrarse, y no se si soy el más apto para ello, pero de lo que no dudo es de que el ejemplifica a un conjunto de hijos de la clase obrera que se sumaron al PCM entre las décadas de 1960 y 1970, que tenía el deseo de transformar el mundo, pero por desgracia se encontraron a un partido con dirección política de conciencia de clase reblandecida que termino por desaparecer al Partido Comunista y años después se sumó al enemigo de clase que hoy usa la máscara del “capitalismo consciente”.

Tengo treinta y tres años y me pregunto ¿Qué fue de los viejos comunistas? Afortunadamente ninguno de aquellos “comunistas” que hoy son parte del Estado burgués o que lo fueron con López Obrador fue maestro mío, pero no por eso dejo de repetirme el poemínimo de Efraín Huerta:

“A mis / Viejos / Maestros / De marxismo / No los puedo / Entender: / Unos están / En la Cárcel / Otros están / En el / Poder.” 

Durante el anterior sexenio López Obrador llegó a mencionar este poeminimo de Efraín Huerta para decir que los otrora comunistas habían pasado a la derecha, y de esta forma hacerse pasar como la expresión de la izquierda. También durante el anterior sexenio en 2019 se usó el 100 aniversario del inicio de las actividades de los comunistas en México para decir que la llamada “4Tranformación” tenía una raíz roja, o en otras palabras, que había asimilado y representaba el programa del PCM y otras organizaciones de tendencia socialista del siglo pasado.

Estas ideas erróneas se afianzaron con la participación de algunos ex – “comunistas” en el gobierno de Morena, funcionarios del gobierno mexicano al servicio de los empresarios que incrementaron su fortuna mientras los trabajadores no hemos conseguido mejoras reales y duraderas.

 

Me pregunto si alguna vez fueron comunistas aquellos que… se encargan de la Unidad de Inteligencia Financiera, los que pasaron por la tesorería de la nación, la subsecretaría de educación y el que pisó la subsecretaria de gobernación y nada pudo hacer por resolver el caso de los 43 de Ayotzinapa. ¿No les remuerde la conciencia haber pasado a ser peones del Estado Burgués? ¿Qué parte de El A, B, C del comunismo se les complicó entender?, ¿qué edición revisada y mutilada de El Manifiesto del Partido Comunista leyeron para no entender la lucha de clases?

De forma atinada Arturo Gámiz decía:

“Creemos que para quienes hay trabajo para quienes tienen que comer nunca es el momento de hacer la revolución, o como quien dice “barriga llena, corazón contento” lo que aplica en este caso a los teóricos de las partidas, quienes están satisfechos porque ellos tienen sus comodidades y les gusta la paz burguesa”.[2]

Seguramente la revolución caería bien para los 50 millones de pobres del país, para las familias sometidas a la violencia en Chiapas, Guerrero, Sinaloa y otros estados, para los jornaleros del norte del país que viven situaciones similares a las descritas en Las uvas de la ira, y para miles de trabajadores y trabajadoras más.

La colaboración de ex comunistas con el gobierno capitalista de López Obrador es un acto desvergonzado que a estos les enorgullece, e incluso se comparan con personajes como Roger Bartra. Pero para quienes tenemos por horizonte derrocar el capitalismo ¿qué diferencia hay entre los ex-comunistas que están hoy en el gobierno, y los que sirven al otro bloque de la burguesía que desde el poder llaman la “derecha”? La realidad es que ambos grupos de excomunistas forman parte de la reacción, porque en la época del imperialismo la burguesía no puede más que ser reaccionaria, las dos facciones de ex comunistas esforzadas en mantener una u otra cara del capitalismo han pasado al campo de los enemigos de la clase obrera.

La diferencia es de matiz, pero ambos expresan la descomposición de la conciencia de clase, del olvido de los principios del marxismo, ambos grupos de ex -comunistas están al servicio de la burguesía. Ambos grupos de excomunista abandonaron la aspiración de construir el socialismo, no conciben un horizonte nuevo para la sociedad, pero unos, los que hoy están en el poder, se confirman con ayudar a repartir entre los trabajadores algunas migajas de la riqueza que los monopolios acumulan. Las migajas, además de ser insuficientes serán temporales, y la fachada benévola que esculpen hoy para el capitalismo será hecha trizas.

Toda esta reflexión me ha detonado la fotografía de Armenta. Habrá quien piense que no puedo juzgar con tanto rigor a toda aquella generación de comunistas, y tienen razón, pues no todos los viejos maestros de marxismo terminaron en el poder, algunos otros sin estar en el poder mantienen el mismo servilismo al actual gobierno, ¿tal vez porque se cansaron de luchar? En todo caso quedan otros maestros viejos comunistas que sin estar en la cárcel siguen teniendo por horizonte el socialismo, entre ellos está el hombre de la fotografía, cuyo lugar, para él y todos los que deseen seguir luchando por el socialismo está en el Partido Comunista de México.


[1] Manuel Armenta es fotógrafo de El Machete, y como historiador es experto en historia de la violencia y la nota roja.

[2] Arturo Gámiz, El mundo en que vivimos, 1965.

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